Según un informe de El Reclamador, las empresas de telefonía, Internet y televisión son el sector que concentró en el 2019 el mayor volumen de quejas, un 66,2%, seguido de la banca y las aerolíneas. Aunque el estudio se ha realizado sobre particulares, el tipo de problemas que los usuarios manifiestan son prácticamente los mismos que los detectados en las empresas.
En el caso de las empresas, puede no tratarse solo de un problema con el proveedor, sino relacionado con sus propias infraestructuras o con unos costes excesivos o necesidades mal dimensionadas. Además, cuentan con un hándicap añadido: Un problema con las telecomunicaciones afecta a su actividad diaria, y por lo tanto a su productividad y a sus resultados. Así, si nos centramos en entornos profesionales, los problemas que se detectan con más frecuencia son los siguientes:
1. Elevados costes de las telecomunicaciones
A menudo, las redes de comunicaciones wireless y cableadas requieren una infraestructura extensa que puede requerir una elevada inversión inicial, además de un coste de mantenimiento y actualización. En este sentido, dimensionar el proyecto adecuadamente desde el inicio y elegir un proveedor adecuado a nuestras necesidades y que nos proporcione un servicio escalable nos puede ahorrar dinero y dolores de cabeza.
2. Interrupciones de la cobertura
El terror de muchas empresas: Los cortes de cobertura. Una interrupción del servicio de telefonía y/o internet se traduce en webs caídas (especialmente crítico en el caso de los e-commerce, donde se traduce en pérdidas directas), llamadas y emails desatendidos, clientes que no reciben respuesta, pérdida de acceso a la información… El impacto en muchos negocios es elevadísimo.
3. Mal servicio al cliente
Todos somos conscientes de que, en un momento u otro, puede surgir algún problema. Pero, cuando pasa, lo que es crítico es la capacidad de resolución y respuesta del proveedor. Un problema resuelto con rapidez y eficiencia no se percibe como tan negativo. Sin embargo, hay algunos errores que afectan muy negativamente a la relación empresa-proveedor:
- Tiempos de espera largos en la atención al cliente o la resolución del problema.
- Aumentos inesperados de los costes del servicio o conceptos facturados no previstos.
- Respuestas poco transparentes, incompletas o engañosas.
- Tener que hablar con diferentes departamentos, personas o por diferentes canales para conseguir resolver el problema, con la consiguiente pérdida de tiempo (¡y paciencia!).
- Publicidad falsa o engañosa a la hora de contratar un servicio.
4. Servicio internacional deficiente o incompleto
Hace unos años, las empresas gastaban mucho tiempo y dinero enviando representantes al extranjero para realizar negocios, ya que las reuniones tenían que ser presenciales. La alternativa eran carísimas llamadas de teléfono internacionales. Internet ha alterado completamente este escenario, con una amplia gama de herramientas para comunicarse y realizar reuniones a distancia y con llamadas a un coste bajísimo. Sin embargo, los nuevos sistemas no están exentos de problemas, desde incidencias con la conectividad hasta relacionados con el intercambio global de datos y la seguridad.
5. Demasiados operadores, o no saber qué proveedor de telecomunicaciones escoger
A la hora de seleccionar un proveedor de telecomunicaciones, todas las ofertas parecen similares en coste y características. Pero luego entramos en los pequeños detalles, y ahí es donde es más fácil perderse o hacer una mala elección. ¿Vale la pena pagar un poco más y tener mejor conectividad, o lo que necesitamos es un servicio integral a más bajo coste? El solo hecho de comparar puede ser abrumador.
Para evitar estos y otros problemas, lo primero es dimensionar adecuadamente nuestras necesidades antes de escoger: ¿Qué es indispensable, qué recomendable y qué prescindible? Y en segundo, valorar los proveedores en función de las prioridades que hemos definido, sin dejarnos seducir por ofertas deslumbrantes que probablemente no nos aportarán nada. Lo más efectivo es asesorarnos con un consultor tecnológico, para evitar sorpresas en los servicios que contratamos.